El Halo ¿realmente es tan malo como se dice?
 |
| Redacción: Carlos Victoria | Fotografía: FIA |
Ya ha iniciado la temporada de la F1 y con ello la aparición de lo que muchos criticaban: el halo de seguridad. ¿Realmente es tan malo el aditamento que se le agregó al monoplaza? Al menos nos dimos cuenta que no es nada práctico para que el piloto pueda salir del auto en caso de un accidente.
Recordemos que este halo fue creado para proteger al piloto de golpes en la cabeza a altas velocidades. La F1 es uno de los deportes que desde su inicio ha sufrido de una evolución monumental y mientras más pasen los años veremos otras cosas. Este año es de prueba para el halo, realmente podremos darnos cuenta si realmente es necesario con un accidente en donde se vea empleado este elemento.
Aunque la FIA ya lo haya probado y estén 100% seguros de que no sucederá nada tendrá que verse en pista lo real de su seguridad, muchos románticos del deporte motor podrán decir que es feo, que es un cambio radical a la categoría, pero seamos honestos, no es la misma F1 que hace 50 años ni que hace 10. En todo este tiempo los cambios se han dado para traer la mejor seguridad para el piloto y para el espectador.
Estos avances son para evitar las muertes de los pilotos; el Halo de seguridad se pensó después del accidente de Jules Bianchi en donde el piloto golpeó fuerte su cabeza con una grúa. Este elemento pretende proteger al piloto de estos golpes, hasta el momento no hemos visto algo donde se vea involucrado protegiendo al piloto así que no podemos creer que eso pueda protegerlo.
Para mi parecer será algo pasajero que dudo que llegue a final de temporada ya que la seguridad de los circuitos y el material que tiene el monoplaza están hechos para todo tipo de adversidades. Casos como el que pasó con Jules ya no se repetirán pues la FIA ya no deja correr sobre mucha lluvia, ya lo hemos visto en GP´s anteriores, ya se protege mucho al piloto así que para el próximo año será solo un recuerdo como las trompas de pato que se utilizaron en el 2012.
